En la zona de Sevilla existe un complejo empresarial
dedicado a la aeronáutica, uno de los más importantes de Europa donde se
encuentran Airbus, MDU, Alestis, Aciturri…
Éstas empresas reunidas en el complejo aeronáutico obtienen
diferentes proyectos que van destinados al diseño, fabricación y montaje del
avión.
En Sevilla no se trabaja como en Bilbao u otras zonas con
sector aeronáutico, donde existe una cooperativa y hasta el pequeño empresario
que tiene un CNC puede acceder a proyectos. Por ejemplo, si hay un pequeño
taller que se dedica a hacer casquillos, la fabricación de todos los casquillos
suele caer en sus manos.
En éste complejo sevillano funciona de otra manera, los
grandes tienen acceso al proyecto, se reparten los caramelos y subcontratan
toda la parte más dificultosa de cada avión, dejando a los subcontratistas esa
responsabilidad a un bajo coste.
Y es curioso como suele funcionar la cosa, éstos
subcontratistas hacen otra criba y delegan en otras pequeñas empresas (aunque
éstas no se dediquen a la aeronáutica) todo aquel material que les resulta
demasiado complejo o demasiado tedioso.
Las pequeñas empresas, que muchas veces son talleres y les
toca improvisar una oficina técnica para poder sacar algo de beneficio,
ahogadas por la presión y la dificultad, llegan a cooperar entre ellas para
lograr sus objetivos.
Y finalmente ¿qué pasa si ésas pequeñas empresas no pueden
realizar ese trabajo tan complejo?, pues aparecemos personas como yo.
¿Y que nos depara el futuro?
Tendremos empresas pequeñas ultra-preparadas que trabajan a
un coste muy bajo y que no les sale rentable éste tipo de proyectos. Por el
contrario las grandes empresas seguirán con su máxima rentabilidad sin
evolución y realizando aviones caucásicos cuando deberían ser los más
cualificados.
Solución:
Creación de un consorcio cooperativo y definición de
especializaciones.
Uffff, de vez en cuando hay que soltarse...
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